El pasado 21 de marzo, se difundió la noticia de que, por primera vez en la historia, Estados Unidos negaba una petición formal de agua por parte del gobierno Mexicano, en un contexto climático marcado por la persistencia de condiciones de sequía y escasez hídrica para ambos lados de la frontera.
En ese sentido, el Dr. Alfonso Cortez Lara, Director de la Unidad Mexicali, precisa que no se trata como tal de una negación del vital líquido, sino del uso de los sistemas de desvío californianos para redirigir su flujo, del Río Colorado, a Tijuana, para efecto de atender oportunamente los picos en la demanda de agua que se presentan en la ciudad durante la época de verano. El académico comentó que, en primer lugar, esto no constituye ninguna violación ni al Tratado de Aguas de 1944 ni a ninguna de las actas vigentes en cuanto al uso de la misma por parte de ambas naciones en ninguna de las tres zonas: la de Chihuahua-Texas, la de Mexicali-Río Colorado, y la zona Tijuana-San Diego.
Asimismo, comentó que el agua solicitada por México, que se desviaría mediante conductos estadounidenses, era agua que correspondía formalmente a su asignación, de un total de 1850 millones de metros cúbicos por año, que en este 2025 serán 1505 millones de metros cúbicos, debido a los recortes acordados en las Actas 323 y 330 de la CILA. La solicitud de desvío se refería, entonces, a que dicha agua, que se entregaba a través de la zona Mexicali, se entregase en la zona Tijuana, por Otay, a través de una conexión de emergencia, que suministra 250 litros por segundo.
Estas acciones tomadas por EE.UU. representan una medida de presión para el gobierno de MX, para efecto de que se garantice el pago de agua que MX debe realizar por el río Bravo, y que es de 2, 160 millones de metros cúbicos por quinquenio, mismo que se vence el 25 de octubre de este año y que a este momento MX ha cubierto 3/4 partes, quedando por pagar aproximadamente 150 MM3 en ese plazo, lo cual se antoja complicado, dadas las condiciones de sequía prolongada que prevalecen también en aquella región. Para Tijuana las implicaciones son que existe el riesgo de observar el mecanismo de «tandeo» que se debe implementar cuando el agua escasea en la ciudad.